Más de 20 años han pasado desde la última vez que cientos de estudiantes de la Universidad Nacional se agolparon en un estadio para animar al "equipo escarlata" en una tarde de fútbol de Primera División.
Más de dos décadas lejos de un circuito que dominó a su antojo, de la mano de renombrados futbolistas nacionales y extranjeros, practicando un estilo de juego impecable.
Era otra época, una donde el Alma Mater se posiconaba como uno de los centros educativos más prestigiosos de Latinoamérica en todos los campos, incluido el fútbol.
Nada había que envidiar al histórico conjunto de la Universidad de Chile, o a los "Pumas" de la Universidad Autónoma de México, o a otros clubes surgidos en los campos universitarios a lo largo y ancho del continente.
Sin embargo, la agudización del conflicto armado y los constantes hostigamientos hacia la universidad terminaron pasándole la factura al equipo de la U.
Desde su última aparición en la liga mayor (1986/1987), la UES ha cargado con más penas que glorias tanto en segunda como en tercera división. Pero tras largos años de atravesar casi los mismos calvarios a los que están condenados los equipos salvadoreños (terrenos de juego en mal estado, desórdenes administrativos, preparación física inadecuada, por mencionar algunos), los universitarios vuelven a soborear las mieles del éxito.
Ahora son los nuevos monarcas de la Liga de Plata y están a un paso de retornar a la primera división si le ganan al Once Municipal, el combinado de Ahuachapán.
Ahora, de la noche a la mañana, el espíritu de muchas generaciones de estudiantes de la UES parece renovado.
Para nadie es novedad la pérdida de los valores históricos del Alma Mater -aquél sentimiento de antaño de querer transformar a la sociedad y ser uno de los pilares fundamentales de la cultura nacional-, además todos conocen los conflictos protagonizados por algunos gremios estudiantiles y el caos administrativo.
Pero una vez más aparece el fútbol y con su espectáculo revive el orgullo de pertenecer a la UES, sin importar si tocó estar en sus mejores años, durante la guerra o después de ella.
Con la magia del fútbol vuelven los recuerdos de las tardes en el bosque frente a la biblioteca, la Concha Acústica, las minutas de la Facultad de Ingeniería y hasta la famosa "madre".
Ahora, las dos décadas de transitar por la senda del fracaso se reducen a nada. Lo que importa en este momento es que el equipo de la UES levante la copa y vuelva a ser grande al menos en el apartado futbolístico.
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