“Fue el partido más largo y más duro”, dijo Franklin Lobos tras ser rescatado de la mina San José, en Chile. Lobos, un ex futbolista profesional, fue el minero 27 en salir a la superficie luego de permanecer 70 días a 700 metros de profundidad.
A sus 58 años, Franklin se encargaba de transportar a sus compañeros hasta el fondo del yacimiento. Tenía cinco años de trabajar allí, y otros tantos de hacer todo tipo de labores tras retirarse del fútbol profesional.
Aunque se pasó gran parte de su carrera en segunda división, coincidió en los terrenos de juego con Iván Zamorano y fue seleccionado nacional en la década del 80. Lobos ayudó a la “Roja” a clasificarse a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84 y también disputó una Copa Libertadores.
Pero todos estos logros deportivos no le aseguraron su futuro ni el de su familia, teniendo que abrirse puertas en otras áreas. Lo triste es que su historia podría ser con facilidad la historia de muchos futbolistas salvadoreños.
¿Qué le espera a un futbolista profesional tras su retiro? O mejor dicho ¿Cuáles son las condiciones en las que desarrollan su profesión?
Que las canchas estén en malas condiciones y que se tripliquen los riesgos de lesiones es lo mínimo, aunque no debería ser así. Pero comparado con situaciones como la falta de seguro social, seguro médico y la impuntualidad en los pagos, el estado del terreno sale sobrando.
La tragedia de Nelson Rivera dejó en evidencia, una vez más, la necesidad de que los futbolistas gocen de prestaciones médicas.
Rivera recibió atención médica en un hospital del Seguro Social gracias a la extensión de beneficios por un convenio entre el ISSS y el INDES, no porque estuviera asegurado.
¿En qué plano queda la familia cuando un futbolista muere? ¿y qué pasa en caso de una lesión que les imposibilite jugar de por vida? ¿qué les espera tras el retiro?
De todos es conocido que una vez se traspasa la barrera de los 30 años, la carrera del futbolista va en picada. Y no es cuestión de pérdida de cualidades técnicas y tácticas, se trata de la tendencia de los equipos de alimentar sus plantillas con gente joven.
Algunos piensan en convertirse en entrenadores, y lo hacen. Otro gran porcentaje termina ocupado en actividades que tienen poca relación con la profesión que tanto aman.
A los futbolistas salvadoreños no les queda más que aprovechar esos años de éxito y comenzar a pensar desde entonces alternativas para su futuro laboral. Sin prestaciones de ningún tipo, a los futbolistas salvadoreños también les toca jugar su partido más duro jornada tras jornada.
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