No recuerdo bien en qué momento empecé a escuchar que "el tiempo va volando", y menos cuándo comencé a repetirlo.
Hace 61 días que no escribo en este blog y siento que fue ayer que lo visité por última vez, en una clara confirmación de que en efecto "el tiempo va volando".
61 días atrás era prioritario el resultado del Águila, las fintas y pases magistrales de Lio Messi, Xavi, Iniesta y compañía; los partidos de la selección y el béisbol de las Grandes Ligas.
Pero en estos escasos 61 días el mundo dio muchas vueltas, tantas que en un par de ocasiones se me olvidó que jugaba el Águila, apenas vi el partido de octavos de final de la Champions League entre el Barca y el Arsenal, me confundí en las fechas de inicio de la MLB; y para rematar el caos de mi mente olvidé la contraseña de mi computadora en el trabajo, el del programa de edición, perdí la cuenta de un correo con contactos invaluables y otras cosas más.
Quizá todo sea una señal de que debo ejercitar más mi cerebro, aprender otro idioma, leer más libros, practicar un deporte, qué se yo.
Lo cierto es que quienes estaban hace 61 días ya no están, y quienes no estaban regresaron. En 61 días el mundo, mi mundo, dio muchas vueltas. Esa es la vida, esas son las vueltas del destino.
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