1:49 a.m. El tren no deja de pitar a lo lejos y para colmo de males la temperatura va en aumento con el pasar de los minutos. Me asomo a la ventana y afuera todo parece suspendido en medio de la noche más negra del verano. El gigante de acero ruge aún, llevando su ruido a otros desafortunados noctámbulos.
Es tarde...Adiós máquina, tal vez nos encontremos mañana, si no olvidamos el lugar y la hora.
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