viernes, 6 de mayo de 2011
Breves apuntes sobre literatura deportiva
Cuando tenía 15 años adquirí un paquete didáctico que incluía una enciclopedia de ocho tomos, dos diccionarios, un compendio de cuentos infantiles y no sé qué otras cosas más. Para ser honesta, lo que más me interesaba era un libro sobre la historia de los mundiales de fútbol.
Me pasé un año y medio pagando todos esos libros del dinero de mi mesada, pero fui feliz leyendo sobre las hazañas de los grandes futbolistas y las gestas en las Copas del Mundo.
En el primer año de la universidad le compré a un amigo de la carrera varias revistas publicadas en 1982, todas dedicadas al Mundial de España. Incluso, sin gustarme el fútbol mexicano, decidí comprarle un texto sobre la historia del balompié azteca.
Cuando cumplí 18, mi mejor amigo me regaló una tarjeta con una dedicatoria especial sobre alcanzar la mayoría de edad y ¡el Manual de fútbol de la FIFA!
En esos años descubrí un librito maravilloso: “Tiros libres: el fútbol en cuentos, poemas y crónicas” (que por cierto, presté hace un tiempo y todavía no me lo regresan).
En esas páginas me encontré con Juan Villoro por primera vez. Su relato “El hombre que murió dos veces” me conmovió tanto que me pasaba las noches en vela pensando en las injusticias deportivas, y en lo triste que puede convertirse la vida de un arquero.
También adopté como grito de batalla el “Poema del fútbol”, de Walter Saavedra. Así, cuando alguien despotricaba contra mis gustos deportivos, en lugar de comenzar una discusión sin final solo le respondía: “Cómo vas a saber lo que es el amor si nunca te hiciste hincha de un equipo de fútbol”.
Desde entonces, además de interesarme en las batallas libradas en 90 minutos en el terreno de juego, me cautivaban las “guerras” disputadas fuera de la cancha, en especial en el ámbito de la literatura.
Aunque Jorge Luis Borges dijera que “el fútbol es popular porque la estupidez es popular”, me encantaban sus críticas. Es más, me pareció original su idea de programar sus conferencias de prensa el mismo día y a la misma hora de los partidos más importantes en Argentina, la nación donde el fútbol es como el pan de cada día.
También me inspiraban los escritores y periodistas que encontraron en el balompié una fuente inagotable de drama y épica, y la plasmaron de forma excepcional en cuentos, ensayos y hasta en versos.
Así fue como llegué al poema “Los jugadores”, de Pablo Neruda; el cuento “Puntero izquierdo", de Mario Benedetti; y los escritos de Camilo José Cela titulados “Once cuentos de fútbol”.
Pero otras voces importantes de la actualidad como Martín Caparrós, Simon Kuper, Ryszard Kapuscinski, Günter Grass, Manuel Vázquez Montalbán, Vicente Verdú, entre otros, también se han subido a la barca de la literatura deportiva.
Y claro, tampoco faltan los que se enamoraron del deporte de las patadas al ser los protagonistas del juego, como los escritores Albert Camus y el mexicano Juan Villoro.
Para el hincha amante de las tardes de fútbol, para quienes la vida transcurre en ciclos de cuatro años (desde un mundial a otro) y para quienes los domingos son los días más felices, estas son algunas lecturas indispensables para entender un poco el fenómeno del fútbol.
1. Dios es redondo (Juan Villoro)
El escritor mexicano desmenuza el juego que se vive en la cancha y en los graderíos, sostiene que los grandes goles duran toda la vida, y rinde tributo a los genios del balompié.
2. El fútbol a sol y sombra (Eduardo Galeano)
El uruguayo analiza todos los elementos que intervienen en el juego (el balón, los jugadores, el árbitro, los aficionados, el estadio); además de hacer un repaso por la historia de las Copas del Mundo y en cómo el deporte se transformó en un auténtico negocio.
3. El fútbol contra el enemigo (Simon Kuper)
Aquí se hace un análisis antropología sobre el fútbol y la relación con la política. Kuper señala que a través del balompié se plasman los mayores miedos, esperanzas y pasiones.
4. La guerra del fútbol y otros cuentos (Ryszard Kapuscinski)
En esta compilación de crónicas y reportajes de las coberturas de guerra del periodista polaco, el lector se acerca a las distintas realidades del mundo. Para los salvadoreños, el capítulo imperdible es el que hace referencia a la “Guerra de las cien horas” y el papel que jugó el fútbol en el conflicto.
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