Que El Salvador ha venido de menos a más en la Copa Oro no hay duda alguna, gracias en gran medida a que los rivales han venido de más a menos. Lo cierto es que contra todos los pronósticos, la Selecta es la autora de la mayor goleada del torneo con el 6-1 sobre Cuba.
Desde cualquier ángulo que se vea, esta resultado tiene muchos méritos. En primera, la Azul venía de encajar cinco goles en su debut ante México, y apenas una semana después el marcador abultado es a su favor.
En segunda, la Selecta no goleaba a nadie desde que le metiera ocho goles a la selección de Anguila en la eliminatoria rumbo al Mundial de Sudáfrica. Además, la victoria sobre Cuba le permite sacudirse un poco la paternidad que los conjuntos caribeños han ejercido sobre los nacionales en los últimos años.
De cualquier forma, el marcador es engañoso. Es cierto que El Salvador pudo terminar con uno o dos goles más, pero Cuba también perdonó a Miguel Montes en varias oportunidades.
Qué importa ya. Lo verdaderamente importante es el resultado, los puntos, los goles, la ilusión.
Luego del partido y con este resultado solo se puede decir a Cuba: “Gracias por existir”, porque de otra manera la esperanza de ganar algún partido serían más escasas de lo normal.
Y así, con este 6-1 a favor de la Selecta, queda comprobado una vez más que el fútbol da revanchas, aunque no siempre se busca a quien la debe, sino a quien la pague.
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